jueves, 14 de agosto de 2014

La precaución del rey Mitrídates frente a los venenos


Mitrídates VI, denominado Eupator Dionysius (132 a.d.C.- 63 a.d.C.), también conocido como Mitrídates El Grande, rey del Ponto desde el año 120 a.d.C.  hasta su muerte, fue un gran enemigo de la República de Roma. Sostuvo contra la potencia política y militar de la época las llamadas tres Guerras Mitridáticas. Terminó siendo vencido al final. Su reino, el Ponto, estaba situado en la región noreste de la península de Anatolia, en la costa del Mar Negro, el Ponto Euxino de los griegos.

Pero a pesar de todos estos datos históricos, Mitrídates pasó a la posteridad por su temor a ser envenenado y por las medidas que puso en práctica para evitar dicha amenaza. Como muchos otros poderosos de cualquier época se valía de sirvientes para que consumieran previamente toda aquella bebida y comida destinada para él. Pero esto no le era suficiente. Su obsesión por ponerse a salvo de cualquier peligro de envenenamiento le hizo estudiar todas las sustancias letales conocidas y buscar sus antídotos. Asesorado por médicos de su absoluta confianza hacía que personas condenadas a muerte probaran todas las posibles pózimas tóxicas. Pero siguió haciendo más. Comenzó a ingerir pequeñas cantidades no letales de venenos para que su organismo se acostumbrara a tolerarlos. Poco a poco fue subiendo las dosis hasta que se sintió inmune a todas esas sustancias. A tal grado llegó esa inmunidad que cuando cayó derrotado y decidió suicidarse para evitar que lo apresaran vivo los romanos, el tóxico que utilizó no surtió efecto. Hubo de recurrir a uno de sus oficiales para que lo matara con su espada...

(Texto: © Mariano López A. Abellán)

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