viernes, 17 de abril de 2015

El origen de la naranja.



El 15 de abril de 2015 , el periodista Manuel Ansede publicó un interesante reportaje en un diario nacional sobre el origen de la naranja. Por su interés y curiosidad me hago eco de él en este post.
 El contenido de lo publicado en el periódico procede en su mayor parte de información suministrada por Manuel Talón, biólogo y director del Centro de Genómica del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. (Acaba de trazar "el árbol genealógico más potente" de estos frutales).

Éstos serían algunos de los titulares de este trabajo científico:

"El ancestro de todos los cítricos vivió hace unos ocho millones de años en el sudeste asiático".

"La naranja dulce es hija de un pummelo (un ancestro del pomelo) y de una mandarina salvaje, ácida, llena de semillas, incomestible"
Este cruce se dio en lo que hoy es China occidental, hace unos 3.000 años.
En este enlace, la mandarina era el padre, el que polinizó y fecundó las partes femeninas de la flor del pummelo.
Algún agricultor asiático  descubriría esta primitiva naranja  y continuaría su cultivo mediante injertos.
Miles de años después, a finales del siglo XV, la naranja dulce arribó a España a través de comerciantes portugueses e italianos.

El limón es el vástago de una madre naranja amarga y de un padre cidra, que era un fruto utilizado en la medicina medieval. 

"La mandarina es hija de un padre naranja dulce y de una madre mandarina salvaje", continúa refiriendo el biólogo.
 La mandarina llegó a España en 1845 gracias al conde de Ripalda.




lunes, 13 de abril de 2015

Julio Caro Baroja: "Las formas complejas de la vida religiosa (Siglos XVI y XVII)"

Breve noticia de un libro:

 Somos lo que somos merced a una serie de hechos que fueron dejando su impronta y moldeando la idiosincrasia de la comunidad. Las procesiones de Semana Santa, las romerías subiendo a las distintas vírgenes a sus correspondientes santuarios y montañas sagradas, el culto a los santos, la paganización de advocaciones y devociones... Son una serie de fenómenos que arrancan desde finales de la Edad Media (y algunos desde mucho antes) que han ido moldeando la memoria colectiva del pueblo, entroncando la religión  con lo popular hasta llegar a muchas actitudes sociológicas que todos reconocemos hoy en día. Que sean propias en muchos casos de una sociedad que se identifica con un estado moderno, laico y aconfesional plenamente, ya sería tema de otro debate  (muy pertinente, por cierto).  Con su descomunal erudición, Julio Caro Baroja, el sobrino del novelista Pío Baroja,  analiza las diversas vertientes del hecho religioso en la España  de los Austrias, la de la Contrarreforma, en los  siglos XVI y  XVII.
 En un volumen plagado de notas a pie de página, el gran investigador de las raíces culturales españolas estudia y disecciona todas las proyecciones provocadas por la religiosidad de la época en los diferentes ámbitos y expresiones de la sociedad de aquellos tiempos
 Libro apasionante desde el punto de vista antropológico e histórico, tiene la virtud de mostrarnos la trascendental influencia del fenómeno religioso en nuestro país.
(Texto: © Mariano López A. Abellán)


Julio Caro Baroja: "Las formas complejas de la vida religiosa (Religión, sociedad y carácter en la España de los siglos XVI y XVII)".

A continuación viene la transcripción de algunos textos entresacados de este volumen. Éstos, por cierto, están plagados de citas a pie de página que aquí se omiten.

LA RELIGIOSIDAD DEL LABRADOR.  (...) Este texto de Covarrubias lo expresa "Se dize no sólo el que actualmente labra la tierra, pero el que vive en la aldea; porque las aldeas se hizieron para que en ellas se recogiesen con sus bueyes, mulas y hato los que labravan las tierras vezinas, y concurriendo muchos en un puesto hizieron los lugares y aldeas; y comúnmente los que viven en ellas se ocupan poco o mucho en cultivar la tierra y labrar los campos". Es decir, que hay una caracterización según la cual la forma de vivir en espacios determinado, con animales y tierras está prefijada y establecida.(...). Un texto que viene a condensar muchos pensamientos tópicos de éstos acerca de la significación del labrador en el estado o república, se halla en el Tratado del Príncipe cristiano, del padre Rivadeneira, en el capítulo que se titula "Que el príncipe debe procurar que su reino sea rico y abundante, y que los labradores y mercaderes sean favorecidos". Allí se puede ver la esencia de la concepción antigua, medieval también; el labrador esforzado será más propio para la milicia, en caso de guerra, que el mercader: menos apegado éste a la tierra, con bienes portátiles y mudables, según la conveniencia. Platón, Cicerón, Virgilio, etc, serán las autoridades antiguas de Rivadeneira. Las Partidas, como texto medieval, y el portugués Jerónimo Osorio, como autor más moderno, del que el jesuita hacía gran caso.
 El labrador -otro tópico- es más puro de costumbres e inocente. Unido a este se halla el de que en los pueblos grandes, villas y ciudades hay mucha corrupción, especialmente sexual; en las aldeas no se conoce tanta malicia. Se indicará esto al final de El Crotalón, con referencia a Valladolid, al parecer. La idealización del amor campesino en las comedias posteriores a este texto es algo conocidísimo. El "beatus ille" tiene también muchas formas de expresión renacentista. Oigamos a fray Antonio de Guevara cantar la vida de aldea: "...el día de la fiesta repica mucho el sacristán, riega el día antes la iglesia, empina cuando tañe las campanas, canta a su hora la missa, viste sobrepelliz el sacristán, hinche y alimpia la lámpara, dan pan bendito el domingo, echan las fiestas de entresemana, declara el cura el Evangelio, descomulgan a los que no han diezmado, hazen después de missa concejo, matan para los enfermos carnero, vístense los sayos de fiesta, offrecen aquel día todos, juegan a la tarde al herrón, tocan en la plaza el tamborino, bailan las moças so el álamo, luchan los moços en el prado, andan los mochachos con cayados, visitanse los desposados; y aun si es la vocación del pueblo, no es mucho que corran un toro".  La religiosidad unida a la sencillez y a la comodidad. Hablaríamos también de primigeneidad. Lo más antiguo es lo mejor con arreglo a pensamientos de moralistas muy viejos. La nuestra es la Edad de Hierro, lo mismo en el poema de Hesíodo, que en el discurso de Don Quijote; en el siglo VII a. de J.C. que a fines del siglo XVI o comienzos del XVII, o aun después. Si la vida del campo es la "vida antigua", como creen varios poetas renacentistas, claro que estará relacionada con la inocencia primitiva, e incluso con la abundancia, que otros tipos de vivir."

miércoles, 8 de abril de 2015

Neandertales: cuestiones que se plantean.


Ahora mismo somos la única especie humana que habita el planeta. Hay muchas etnias, muy diferentes entre sí, pero todas pertenecientes a la especie Homo sapiens. Mas no siempre ha sido así.

 Hace unos 30 ó 40.000 años, el Homo sapiens llegó a convivir en Europa con otra especie humana diferente, el Homo neanderthalensis. Dicha convivencia duró varios milenios. 

 Ojo, conviene recalcar que hablamos de especies diferentes, no de etnias de la misma especie. Hay una corriente de opinión científica que es partidaria de considerar al "hombre de Neandertal" como una subespecie del Homo sapiens, el Homo sapiens neanderthalensis. Pero otra rama de la comunidad científica considera, con argumentos de bastante peso, que se trata en realidad de una especie distinta. 
Todo esto, a mi juicio,  plantea una serie de cuestiones e interrogantes que entran en el terreno de lo sociológico y hasta de lo religioso y lo político. 
 Imaginemos que existieran ahora los neandertales. Ya compartieron el tiempo con el Homo sapiens, es decir, con nuestros antepasados, con nosotros mismos. No sería pues una situación nueva si se diera ahora. Compartiríamos nuestra existencia entonces con la de otra especie humana totalmente diferente. Como pueden ser diferentes un caballo y una cebra, un tigre y un león o un gorila y un chimpancé.
 Pero estamos hablando de unos individuos que tenían ritos mortuorios, que desarrollaron la cultura musteriense, a los que se les supone algún tipo de lenguaje, por primitivo que fuera. Pues bien, yo me pregunto: 
  ¿Les serían respetados los mismos derechos civiles de los que gozamos nosotros? (Supongo que sí, pues lo contrario sería una flagrante injusticia). ¿Qué pronunciamientos harían sobre ellos las diferentes confesiones religiosas? ¿Tendrían alma, según la visión de las diferentes iglesias? ¿Podrían organizarse políticamente hasta llegar a detentar la  soberanía de algún estado?
 Y repito, ya convivieron con nosotros durante varios miles de años. Y eran otra especie.


(Texto: © Mariano López A. Abellán)

jueves, 2 de abril de 2015

El puñetazo de Villar a Cruyff.


Corría la temporada 1973-74. El Barça había fichado al astro holandés Johan Cruyff, que provenía del Ajax de Amsterdan. El equipo catalán llevaba muchos años sin conseguir la Liga, imaginando fantasmas en el centralismo, en los árbitros y asumiendo que había otro equipo en el que el "régimen" había puesto todas sus complacencias.

 Y en estas, en efecto, llegó Cruyff. No se incorporó al inicio del campeonato por algún tipo de problema burocrático. Pero lo cierto es que desde los primeros partidos comenzó a catalizar al club catalán de una forma que no se había visto hasta entonces. Lo demás es historia. El 0-5 al Real Madrid en el Bernabeu, la consecución del trofeo liguero de forma arrolladora, la entronización "per secula seculorum" del cruyffismo en el imaginario culé...
La alineación tipo del Barça durante esa temporada fue más o menos la que sigue: Sadurní; Rifé, Torres, De la Cruz; Costas, Juan Carlos; Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial.

 Por primavera, creo recordar (yo era entonces un adolescente), visitaron los blaugranas San Mamés. Jugaba en el Athletic por aquel entonces como interior derecho, de 8, Ángel María Villar, el actual presidente de la Federación Española de Fútbol. 
 Villar era el típico jugador que gusta más a los entrenadores que al público. Sobrio, no perdía ningún balón por nada del mundo. Hacía circular el juego con efectividad y de manera discreta, aunque sin mucha profundidad.  Fue un fijo de Kubala en la selección durante años. 
 El partido Atlético de Bilbao (durante esos años no se le llamaba Athletic)- Fútbol Club Barcelona fue televisado. Eso suponía, en un tiempo de televisión única, que estaba toda España pegada al aparato. Pues bien, en un momento determinado del encuentro avanzaba Cruyff con el balón cuando, de forma inesperada, Villar se plantó delante de él y le arreó un puñetazo que le hizo caer desmadejado sobre el césped. Ni entradón, ni placaje. Un "hostiazo" más típico del boxeo que del fútbol. A continuación, el jugador del Bilbao, sin decir ni "mú", se dirigió a los vestuarios sin esperar siquiera a que el árbitro lo expulsara. Fue tan flagrante, tan claro y diáfano el "recado" que le dio al azulgrana que no valía la pena perder el tiempo mareando la perdiz. 

Aun recuerdo a Villar cabizbajo, discreto, enfilar el camino de la caseta con calma, yo diría que hasta con serenidad, como quien cumple con un trámite ineludible, ya previsto de antemano, de manera tranquila y con la sensación de que no podía hacer otra cosa diferente a la que hizo...

(Texto: © Mariano López Acosta- Abellán)