lunes, 8 de junio de 2015

Urueña



 Hace unos años, en un viaje desde Madrid hacia el norte durante el verano, mi mujer y yo pasamos por la provincia de Valladolid. En un cierto momento vimos un cartel que anunciaba el desvío hacia Urueña. No hubo tiempo para pensar, directamente tomamos esa dirección y al poco comenzamos a divisar sus murallas medievales. No entraba en nuestros planes iniciales parar aquí, pero de forma instintiva el descubrimiento de la cercanía de este pueblo nos hizo improvisar nuestra hoja de ruta. Y es que ya sabíamos que Urueña no era un sitio más.
 En efecto, tras dar cuenta de un magnífico asado en un restaurante del que no recuerdo en estos momentos el nombre, después del preceptivo café, nos encaminamos al Museo de instrumentos musicales de Luis Delgado (Clicar aquí).  Conozco a Luis desde la infancia, de los veraneos en la Torre de la Horadada, playa de la provincia de Alicante. Lo llamé y tras su sorpresa inicial lamentó no estar en esos momentos en el museo ya que se encontraba en un ensayo. La visita fue muy interesante, había instrumentos de todo tipo, de multitud de países y de épocas. Los folletos explicativos y las notas daban cuenta pormenorizada de toda la información referente al origen y las características de todo el material musical allí acumulado.
 Evidentemente, aterrizar en  Urueña implicaba otra visita imprescindible: El Centro Etnográfico de la Fundación  Joaquín Díaz (Clicar aquí) . Sigo desde hace muchos años la música del gran folklorista. Gracias a él descubrí la música sefardí, el mundo de los romances, etc, etc. Pero no pudo ser. Se encontraba cerrada esa tarde y Joaquín , circunstancialmente, no andaba por allí. Otra vez será.
 A continuación nos dirigimos a la Librería Alcaraván. (Clicar aquí) Compramos allí un libro de Fábulas de Esopo con ilustraciones de la época del Renacimiento y un cartel con Coplas de ciego. Creo que también una lámina de plantas medicinales con artísticos dibujos antiguos.
 Recuerdo sobre todo de Urueña el aire muy limpio, transparente, y mucha tranquilidad entre sus calles y muros de piedra. 

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