martes, 7 de julio de 2015

"Et in Arcadia ego". Nicolas Poussin




 Cuánta simbología encierra este cuadro... el descubrimiento de que la muerte está ahí, la pérdida de la inocencia, la nostalgia de la Arcadia perdida, el imaginar una Edad de Oro irreal para  huir de un presente que en algunas ocasiones difíciles no podemos asumir... La obra es de Nicolas Poussin  y se llama "ET IN ARCADIA EGO" (1637-1638). Se encuentra en el Museo del Louvre, en París. 

 Unos idealizados pastores de la Arcadia -utópica región en que se prolonga el mito de la Edad de Oro- descubren, turbados,  una tumba con la inscripción “Et in Arcadia ego...”. Esto significaría más o menos  "también yo en la Arcadia (estoy)" y se podría interpretar como “yo, la Muerte, reino incluso en la Arcadia”. 
 Hesíodo había descrito una serie de edades del hombre con distintas connotaciones y características. La primera de ellas, la Edad de Oro, era definida como un tiempo en que el ser humano vivía en armonía con una Naturaleza que se mostraba generosa con él. El individuo era puro e inmortal, vivía en un tiempo de Primavera perpetua en que no había trabajos, ni vejez, ni enfermedad, ni guerras...La ubérrima Naturaleza prodigaba los suficientes bienes como para que no hubiera conflictos ni disputas entre los hombres, entre los que reinaba la armonía y la paz...
  Bien, todo esto entronca con el mito del "Paraíso perdido". Tenemos la añoranza innata de un tiempo dorado cuya pérdida ocasionó  la definitiva ausencia de la felicidad y la constatación de la muerte como una realidad  que marcará nuestra  existencia para siempre.
 (Texto: © Mariano López A. Abellán)



"Ningún pintor respondió más intensamente a Roma como ciudad de la antigüedad que NICOLAS POUSSIN (1594-1665), un francés que se estableció allí en 1624 para el resto de su vida, con la excepción de un breve periodo de dieciocho meses en París. (...). La mente de Poussin estaba, como observó Reynolds, afincada en la antigüedad, y sus patrones eran tan serios como él. Pero había visitado Venecia y admirado mucho a Tiziano;(...). Para Poussin el mundo clásico tenia la misma validez que el cristiano; y su hábitat natural es el de Roma, donde los dos mundos se encuentran. Él los sintetiza en un plano moral en el que la ética es más importante que la religión."   (De Giotto a Cézanne. Michael Levey. Ediciones Destino)

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