sábado, 30 de diciembre de 2017

Francisco I de Francia.



 Históricamente, Castilla no había tenido contenciosos graves con Francia. Tampoco la Corona de Aragón, cuya política exterior había consistido básicamente en su expansión por el Mediterráneo. Pero cuando Carlos V accede al trono diseña unas prioridades que no siempre coinciden con los intereses de España, sino todo lo contrario.  Actúa más como representante de la casa de Habsburgo (auténtico holding para el que la corona española es una empresa más dentro de sus extensas posesiones) que como soberano español.  
Por eso, todo el histórico juego de alianzas y de intereses  da un giro de 180°. Para empezar, el control del norte de Italia, del milanesado, se convierte en un objetivo geoestratégico de primer orden para el Imperio, asegura la comunicación entre sus diferentes territorios. Y aquí vendrá el tremendo choque  con Francia, que ansía meter aquí una cuña porque  siente cómo se cierne sobre ella la tenaza imperial. Esto llevará a Francisco I a forjar una alianza con el Papado para contrarrestar  el inmenso poder de Carlos V. El soberano francés se convertirá así en el enemigo a batir, en la auténtica bestia negra de la Casa de Austria. Además, no dejará de negociar  con los turcos cuando sus intereses lo exijan incluso en los tiempos de mayor tensión bélica entre la Cristiandad y el Imperio Otomano.  Con el tiempo, tras la batalla de Pavia,  llegará a ser apresado por España, que lo mantendrá prisionero  hasta satisfacer un cuantiosísimo rescate además de firmar el Tratado de Madrid, dejando a sus dos hijos mayores como rehenes para verificar su cumplimiento. Yo recuerdo que en mis libros de Historia del bachillerato (primeros setenta) la imagen de Francisco I se nos hacía muy antipática, parecía una molestísima piedra en el zapato que  dificultaba pero no impedía, por supuesto,  el camino triunfal hacia nuestras más altas glorias, hablando más o menos según la terminología de aquellos años. Los de "Por el Imperio hacia Dios". 
Por lo demás cabe decir que Francisco I está asociado al periodo de  esplendor del Renacimiento en Francia. Gran admirador de las corrientes artísticas y culturales que venían de Italia, ejerció el mecenazgo sobre Leonardo da Vinci.

(Texto: © Mariano López A. Abellán)

[Retrato de Francisco I  (hacia 1525 óleo sobre tabla, 96 x 74 cm). Jean Clouet. (Bruselas, 1480 -Paris, 1541). Museo del Louvre. París.] 

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