sábado, 15 de diciembre de 2018

Olga Tinibaeba, Olga Shtreys e Irina Khamid- Shaeva. Trío violín-soprano-piano







 Rebuscando en un cajón encontré este programa de mano. Me recordó un magnífico concierto que tuvo lugar hace ya varios años, concretamente el 15 de diciembre de 2006.

martes, 11 de diciembre de 2018

Un intento de explicar las nuevas realidades socio-políticas de España y el mundo.


 Trump  gobernando en EEUU, Bolsonaro en Brasil, Salvini en Italia, Orban en Hungría, Putin en Rusia, el Frente Nacional de  Marine Le Pen subiendo como la espuma en Francia, los chalecos amarillos paralizando, por otra parte, el vecino país galo y focalizando ahora un descontento social cada vez mayor, el desastroso e inmanejable Brexit,  Vox mostrando su inesperada carta de presentación en España ante la sorpresa de propios y extraños y homologando a nuestro país con otras democracias europeas en las que irrumpieron hace ya tiempo los populismos nacionalistas de los extremos del espectro político que proponen soluciones simples para problemas complejos... algo se mueve indudablemente  en el panorama político español y mundial.
 Quizá sin ser demasiado conscientes somos testigos de unos cambios históricos de gran calado que están transformando el mundo y para los que nos falta perspectiva para un análisis certero. Y estos hechos quizá solo sean la punta del iceberg. Vamos a intentar descifrar alguno de los códigos que explican estas nuevas tendencias. Es preciso admitir, por otra parte, que la realidad socio-política es de una gran complejidad y que en esta ecuación hay muchas variables que quedarán sin analizar en este modesto artículo.  Me referiré a alguna causa concreta que explique este estado de cosas reconociendo que hay otros factores que se quedarán en el tintero. Vamos a ello .
 Quizá debamos trasladarnos para esto  a Punta del Este en Uruguay. Estamos en 1986, todavía en plena Guerra Fría.  En ese año se inicia en el país sudamericano la conocida como Ronda Uruguay, último cónclave del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade -Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio-) antes de transformarse en la actual OMC (Organización Mundial de Comercio). Las deliberaciones hasta la firma definitiva, en Marrakech, duraron hasta 1993. En ese periodo y en esas reuniones se diseñó la estructura económica que iba marcar de manera decisiva el futuro del planeta durante muchas décadas. Toda la situación socioeconómica y política actual es hija de esos acuerdos. A veces las páginas de economía de los periódicos son más reveladoras que las políticas. Aunque en realidad estas últimas son un correlato de las primeras. Yo seguí lejanamente ese proceso en su momento. Me gustaba empezar a leer los diarios por la sección económica. Aunque llegaba un ligero run-run de todo esto a los medios no recuerdo ni un telediario que informara en primera plana de los cambios trascendentales que se estaban cocinando en esos años. Eran también los tiempos en que comenzaba a levantar el vuelo la telebasura.
 ¿Qué significó la Ronda Uruguay? En esencia una caída de aranceles, descomunal, inimaginable hasta entonces. Un golpe tremendo a cualquier tipo de proteccionismo económico y comercial. Las cosas no volverían a ser iguales desde entonces. Las protegidas economías nacionales se quedaban algo así como a la intemperie, sin el cobijo del paraguas de la disuasión arancelaria.
Las consecuencias de estos cambios en la política de las transacciones comerciales internacionales comenzaron a percibirse de manera paulatina. Ante la drástica bajada del arancel comenzaron las deslocalizaciones, la búsqueda de la máxima rentabilidad a partir de una reducción de los costes laborales que abarataran la fabricación del producto, con la premisa de que dicho producto ya no tendría problemas para ingresar en los circuitos comerciales del primer mundo, localizándose por tanto mucha de la rentable producción en lo que antes se denominaba "países en vías de desarrollo".
 A finales de los noventa comenzaron a acuñarse términos que se pusieron muy de moda, como "globalización", "comercio justo", "la tasa Tobin", etc. Las consecuencias de la Ronda Uruguay se comenzaban a percibir. Posteriormente comenzó a hablarse de “países emergentes".
Esta deslocalización empresarial mencionada partía de salarios ínfimos desde el punto de vista de los países desarrollados pero que al aplicarse a sociedades sin apenas clases medias y con enormes bolsas de miseria eran viables y asumibles por quienes ya no tenían nada que perder. Eso confería, como decimos, una enorme rentabilidad a esos productos que al ingresar en los antes protegidos y ahora inermes mercados occidentales generaban una competencia feroz con los cada vez menos competitivos artículos que salían de las factorías del Primer Mundo. Como ya hemos dicho, nada volvería a ser como antes.
 Hay que consignar también aquí un hecho capital que puede explicar muchas cosas. Cuando ya comenzaban a cristalizar intensamente algunas consecuencias de la Ronda Uruguay se produce en 2001 la entrada de China en la  Organización Mundial de Comercio. Tengamos en cuenta que en épocas de bonanza las economías de los países desarrollados pueden crecer a un ritmo del 3 o 4% y si llegaran al 5 % tiraríamos cohetes. ¡¡¡El gigante asiático adquirió en muy pocos años una velocidad de crucero que le permitió crecer al 9 o al 10% con una población que sobrepasa los 1.200 millones de habitantes !!!
 Pero es que además de todos estos datos hay que partir de un detalle que te deja estupefacto: cuando China negocia su incorporación a la OMC firma una cláusula que establece que en quince años (o sea, en 2016) ha de adquirir las ventajas de ser tratada como una economía de mercado, con la consiguiente bajada de aranceles (más aún de lo bajos que ya están). Esta cláusula no ha sido cumplida por la OMC ni por ninguna potencia occidental. No consideran que China pueda ser considerada aún una economía de mercado pues se le supone con una planificación económica distorsionada por la dictadura del Partido Comunista. La amenaza del dumping  planea sobre los análisis de los principales foros económicos mundiales. En el fondo subyace, creo yo, un cierto pánico a una nueva bajada de aranceles, otra vuelta de tuerca que conferiría a China un potencial económico y comercial muy difícil de asimilar.
 Aunque el país asiático es un caso aparte, hay que recordar que otros países emergentes han desarrollado crecimientos económicos muy notables. Esto ha originado una situación económica mundial inédita. Las potencias occidentales han acrecentado sus déficits comerciales mientras que en los países emergentes se ha generado un superávit que ha proporcionado una liquidez inimaginable hace unos años. Han proliferado las multinacionales de estos países que operan como actores económicos mundiales de gran calado. Y, cosa paradójica, estás naciones comenzaron en mayor o me ir escala a financiar deuda pública de países occidentales. Bien es verdad que en estos últimos años se han ralentizado estos procesos. El caso es que con la llegada de la última gran crisis económica se exacerbaron esas tendencias y las clases medias occidentales entraron en pánico cuando los déficits y las deudas públicas se desbocaron y comenzaron a tambalearse los cimientos del estado de bienestar.
De momento lo dejamos aquí. Otro día seguiremos.
      (Continuará)

(Texto: © Mariano López A. Abellán)

sábado, 10 de noviembre de 2018

"El sacamuelas" (hacia 1754). Giandomenico Tiepolo.



["En la Venecia del siglo XVIII los carnavales duraban casi cuatro meses, durante los cuales los venecianos vivían la ilusión del poder y esplendor que su República había perdido hacía ya mucho tiempo. En tales días la ciudad rebosaba de extranjeros y gente del país: feriantes, titiriteros, músicos, buhoneros, médicos ambulantes y, obviamente, turistas. Desgraciadamente la Serenísima, venida a menos tanto económica como políticamente, necesitaba su dinero.
 El carnaval significaba que se abría el casino, que había espectáculos teatrales a cargo de más de una docena de compañías y que todo el mundo podía llevar máscaras y disfrazarse. Familias o grupos de individuos de la misma edad sacaban de sus arcas los blancos trajes y los altos sombreros del personaje de Polichinela y se movían entre la gente haciendo gorgoritos, dando volteretas o andando cabeza abajo. Eran muy frecuentes las máscaras de la vieja horrible vendedora de rosquillas o la del turco, el enemigo jurado de épocas pasadas. Tanto  hombres como mujeres, tanto individuos de clases altas como los que por una vez aspiraban a serlo, llevaban sombrero de tres picos, máscara blanca y capucha negra sobre un traje talar, el consabido "domino". Todo el mundo podía transformarse y ocultarse.
 Los medicastros, los sacamuelas y los curanderos milagrosos encajaban perfectamente en el cuadro. Giandomenico Tiepolo (1727-1804) pintó su "Sacamuelas" probablemente hacia 1754, aunque no está fechado. Un grabado posterior reprodujo su escena carnavalesca acompañada de un dicho según el cual el sacamuelas o charlatán se sirve de su mano y de su labia para sacar dinero y dientes.

 La extracción de dientes era una operación brutal

El pintor conocía a Giuseppe Colombani, que se pasó 24 años tratando la boca y arrancando dientes en los arcos de la plaza de San Marcos, concretamente "en la tercera columna". Estaba considerado como un "onorato cavadenti", como un profesional digno y honrado, distinto de los muchos otros que como médicos de paso ponían los pies en polvorosa antes de que se cerniese sobre ellos la cólera de sus pacientes. 
 Generalmente el sacamuelas se situaba de pie detrás de sus clientes; durante la operación no se suministraban anestésicos y el paciente de Tiepolo alza su brazo atormentado por el dolor. Al igual que las demás intervenciones quirúrgicas, la extracción de dientes se situaba en el nivel más bajo de la profesión médica. Los dentistas, los cirujanos, los barberos y los sangradores pertenecían al mismo gremio; sus integrantes no habían estudiado latín ni eran universitarios. Tenían experiencia, habían observado las intervenciones en calidad de ayudantes y se habían provisto de los instrumentos necesarios. Los dientes se sacudían o removían con el "pelícano" o el "extractor dental" y se arrancaban de la encía con unas tenazas o unas pinzas. A continuación se enjuagaba ligeramente la zona con agua templada, mezclada a veces con alcohol; no se conocían otras medidas antisépticas, por lo que las infecciones eran frecuentes. Quien superaba la extracción podía morir por sucesivas inflamaciones. Son muchas las narraciones centradas en la extracción de tres dientes sanos en lugar del que estaba en mal estado. 
 Era desde luego, una intervención sangrienta y brutal y generalmente solo se acudía al dentista cuando el dolor era más insoportable que cualquier operación. El cirujano vienés Joseph Georg Pasch escribía en 1767 que el dolor de muelas era "el más intenso e insoportable, mucho más fuerte que cualquier otro dolor". La mujer situada delante del paciente, que se aprieta un pañuelo contra la mejilla, puede atestiguarlo. 
 Para combatir de una manera incruenta este dolor, el más insufrible de todos, los sacamuelas disponían de toda una serie de medicamentos: extracto de raíces, polvos, un "balsamus traumáticus" o también"preparaciones de ojos de cangrejo, nácar o conchas, cuerno de ciervo o creta" adobadas con unas gotas de esencia de canela o de palo de rosa para mejorar el sabor. (...).

(...). En estos cuadros llama la atención el hecho de que Tiepolo prácticamente no muestre rostros. Lo mismo cabe decir de las obras en que representa sin máscaras la vida rural o urbana. La vista de espaldas es una característica suya. Tiepolo tendía a mantener oculta la individualidad de de sus figuras artísticas. 
 El mismo Giandomenico Tiepolo fue durante mucho tiempo un hombre sin rostro propio. Fue uno de tantos hijos de padres famosos que se mantuvieron totalmente a su sombra. El suyoi se llamaba Giambattista, fue un pintor de gran reputación y durante varias décadas decoró con sus frescos y sus cuadros palacios de nobles venecianos y casas de príncipes y reyes europeos. (...). 
 Giamdomenico estuvo al servicio de su padre más de 20 años, hasta que este murió en 1770. Fue con él a Wurzburgo y Madrid y pintó con tanta habilidad las partes menos importantes de las enormes superficies de las bóvedas y paredes del palacio que nadie advertía las diferencias. Cuando trabajaba con su padre no firmaba. No obstante, supuestamente al menos, en este cuadro suyo reflejó su relación recíproca de una manera absolutamente singular, pues el padre es el orador correctamente vestido que se dirige al público mientras el hijo es el sacamuelas sañudo que trabaja encorvado. Las comparaciones con los retratos confirman las semejanzas. El mismo estandarte refleja las intenciones del pintor; en general, solo se hacía publicidad de una persona, pero en este caso aparecen dos: una mayor y otra más joven. "]
(Los secretos de las obras de arte. Rose-Marie & Rainer Hagen. Editorial Taschen)

El sacamuelas (hacia 1754). Museo del Louvre.
Giandomenico Tiepolo. (1727-1804)

viernes, 9 de noviembre de 2018

La felicidad y el sueño. Ortega y Gasset. El asno de Buridan.



Hace muchos años leí un pequeño ensayo de Ortega y Gasset que aparecía en su obra "El Espectador". Es muy lejana la idea que resta en mi memoria  referente a este escrito del filósofo de la llamada Generación del 14. Intentaré recordar qué venía a decir en esencia porque en su momento me llamó mucho la atención.
 Ortega nos contaba que el ser humano es potencia de muchos actos que están en nuestro deseo. Y como todos no son  realizables simultáneamente, como la elección de uno descarta de manera irreversible la opción de otros -de los cuales no desaparece el deseo de su ejecución-, como la vida es un continuo abanico de elecciones deseables pero no consumables en su totalidad por una implacable ley que nos obliga a elegir y por tanto a desechar opciones que no desaparecen del imaginario de nuestros anhelos más fuertemente arraigados, por todo eso surge un poso de insatisfacción que se hace mayor o menor según la capacidad de la persona para asumir la frustración, la renuncia, el reconocimiento de que en esta vida hay que aprender a perder cosas muy deseadas para optar a otras que también lo son. Luego veremos el curioso caso que planteaba Ortega en que solo un deseo prima sobre los otros, que a su vez van extinguiéndose hasta desaparecer. 
 Al hilo de estas ideas que intento evocar con el recuerdo de la lectura de Ortega también me viene a la memoria el célebre y ocurrente ejemplo metafísico de reducción al absurdo que planteaban algunos filósofos franceses para rebatir las teorías de Jean de Buridan. Era éste un filósofo escolástico del siglo XIV que argumentaba que el libre albedrío y la razón pueden ser los ejes sobre los que giren todas las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida. Rebatíanle sus contrincantes de forma satírica estos principios imaginando un asno que estuviera a la misma distancia de dos montones de heno de idéntica masa y apariencia. Según los detractores de sus ideas el asno no tenía más remedio que morir de inanición al no encontrar ningún elemento objetivo que decantara su decisión en uno u otro sentido. En otras versiones nos encontramos al famoso burro ante un balde de agua y un montón de alfalfa.  Es el célebre ejemplo conocido como "El asno de Buridan".
 He recordado esta anécdota de los filósofos franceses del siglo XIV porque la considero muy relacionada con los conceptos que vertía Ortega en aquel artículo de "El Espectador". El filósofo español, sin embargo,  después de diversas consideraciones sobre lo que dije antes, sobre esa fuente de insatisfacción que supone la continua elección en que se convierte nuestra vida, describía un escenario ideal en que solo quedaba en pie un deseo, los demás desaparecían, y rozábamos entonces la felicidad. Pues bien, ese momento feliz  se daba, según Ortega, en el punto en que pasábamos de la vigilia al sueño. En ese instante inefable, solo un deseo se erige como protagonista de nuestra existencia: el de abandonar el mundo de los que velan y entrar en el de los que duermen. Llega una fase en ese proceso en el que todas las aspiraciones que le dan sentido a nuestra vida van perdiendo interés y la potencialidad de múltiples actos (todo lo que somos) se reduce a uno solo, al cada vez más acuciante anhelo de dormir. Y ese último anhelo queda vencedor de otros muchos que se apagan y desaparecen sumiéndonos en una estado de paz interior incompatible con las aspiraciones no cumplidas. Ya solo queda ejecutar lo único que deseamos: dormir. Y nada ni nadie impide  ya la satisfacción del único deseo que nos mueve en ese  momento de nuestra vida. No hay felicidad mayor.

(Texto: © 2018 Mariano López A. Abellán)

jueves, 8 de noviembre de 2018

La Colección Austral. La librería Biblión.



A finales de los sesenta y primeros de los setenta  frecuentaba los viernes por la tarde una pequeña librería ubicada en la calle Pascual de Murcia llamada Biblión. En ese establecimiento, a espaldas de la costumbrista  Plaza de las Flores, pasaba yo mis buenos ratos ojeando libros. Y en uno de esos rastreos descubrí algo que marcaría para mí un antes y un después: supe de la existencia de la Colección Austral.
-Aquí está toda la historia de la literatura -pensaba yo mientras recorría con la mirada la lista interminable de obras. En las páginas finales venía detallado el extenso fondo editorial, autor por autor.
 Recuerdo que adquirí, en la primera cala, Miscelánea histórico-literaria de don Ramón Menéndez Pidal. Era una recopilación de ensayos del viejo erudito. Recuerdo- conservo todavía el libro- su color verde desvaído en las tapas, sus páginas de un color añejo. Me fui a casa en esa lejana tarde de invierno fría y nublada con la sensación de que llevaba entre mis manos poco menos que la Piedra Filosofal. Luego, claro, vinieron bastantes más visitas. 
 Más tarde, unos viejísimos ejemplares editados en Buenos Aires se convirtieron en el mejor trofeo. Eran unas novelas de caballería de autor anónimo en tapas rojas, con las páginas amarillentas, casi marrones:  La historia de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y Artús Dalgarbe (nº 337), La historia del rey Canamor y del infante Turián, su hijo. La destruición de Jerusalén (nº 374) y Libro del esforzado caballero don Tristán de Leonís (nº 359).  
 Aunque no compraba todos los volúmenes que hubiera deseado, fui almacenando los suficientes como para que la pequeña leja de mi dormitorio fuera adquiriendo una cierta masa crítica y empezara a parecerse a una biblioteca... Iba saliendo del mundo del Capitán Trueno para entrar en el de las lecturas serias.
  Cada temática tenía un color. Los libros de literatura clásica eran grises, los de novela contemporánea, azules, los de ensayo, verdes, los de novelas de aventuras, rojos, los de viajes, negros, los de biografías, amarillos, etc. (Creo recordar).  Por las noches me tiraba bastante tiempo repasando el índice de autores, haciendo elucubraciones sobre el contenido de las obras.  
  Ha ido pasando el tiempo hasta llegar a lo que somos ahora. Nada que ver con la sociedad de hace cuarenta o cuarenta y cinco años. Pero de todas formas, cuando recorro de vez en cuando las librerías que instalan en los paseos o bulevares anualmente y descubro algún ejemplar de la Colección Austral, todavía recuerdo con nostalgia los viejos libros de aquellos viernes por la tarde.  

(Texto: © 2018 Mariano López A. Abellán)

domingo, 4 de noviembre de 2018

Personajes de los 60 y 70 - (2)


Laura (o Laurita) Valenzuela. Simpática y empática presentadora de televisión cuyo recuerdo se asocia inevitablemente a Joaquín Prats, con quien formó pareja televisiva. También hizo incursiones en el cine en el inicio de su carrera. 


César Pérez de Tudela. Alpinista que se hizo famoso tras participar en el concurso "Las diez de últimas" de TVE. Tuvo a España en vilo cuando culminó la ascensión del Naranco de Bulnes por su cara norte. Le acompañaba el escalador murciano Miguel Ángel García Gallego. 



Salomé. Cantante catalana que ganó el Festival de Eurovisión de 1969 compartiendo el galardón con otras tres concursantes. España volvía a triunfar en el certamen un año después del célebre "La, la,la de Massiel.


José María Gironella. Escritor catalán que alcanzó una gran celebridad con su novela "Los cipreses creen en Dios" (1953), todo un best-seller en aquellos años. Fue un personaje referencial de la literatura de los 60 y 70 en España. 


Sofía Loren. Actriz italiana de gran fama y belleza. Ha marcado toda una época del cine europeo. 



José Bódalo. Espléndido actor de cine y teatro que cobró gran popularidad gracias al programa de televisión Estudio 1. 


Indira Gandhi. Carismática primera ministra de la India durante dos etapas, desde 1966 a 1977 y desde 1980 hasta su muerte en 1984. Fue un rostro habitual de los telediarios de la época.



Pirri (José Martínez Sánchez). Jugador de fútbol del Real Madrid y de la Selección Española que se caracterizó por aunar un gran pundonor a su innegable calidad futbolística. Muy popular en aquellos años.

Pili y Mili. Pareja de hermanas que gozó de fama al protagonizar varias películas en los 60.  Mili (Aurora Bayona Sarriá) se retiró en 1970. Pili continuó en el mundo de la interpretación con el nombre artístico de Pilar Bayona. 


Leonidas Brézhnev. Secretario General del PCUS y máximo mandatario de la Unión Soviética desde 1964 hasta su fallecimiento en 1982. Otro personaje asiduo de los telediarios. Uno de los protagonistas principales de la Guerra Fría.  


Rita Pavone. Pizpireta y pelirroja actriz y cantante italiana que gozó de gran popularidad en la España de los 60, como otros personajes de la industria del entretenimiento del país transalpino por aquellos años.


Henry Kissinger. Diplomático norteamericano de origen alemán que desempeñó el cargo de Secretario de Estado con los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford. Tuvo una gran proyección mediática al intervenir en conflictos y asuntos de gran resonancia en la política mundial. Otro asiduo de los telediarios.

viernes, 19 de octubre de 2018

Fútbol en la Condomina


Desde muy pequeño comencé a frecuentar el campo de la vieja Condomina para ver al Real Murcia. Me llevaba mi padre al principio. Incluso a partidos matinales de las divisiones inferiores.
 Los colores del uniforme del equipo por esa época eran: camiseta roja, pantalón azul y medias negras con vuelta roja. Era prácticamente igual al de la selección, sólo que en esta última la vuelta de las medias era de los colores de la bandera nacional.
 El recuerdo más nítido de esas tardes de domingo lo constituye la imagen de la oleads de gente que avanzaba por la calle camino del campo y un inconfundible aroma a humo de puro. La entrada al recinto era todo un espectáculo, sobre todo al acceder a la grada y ver el césped, con los jugadores calentando con el sonido de fondo de la megafonía que mostraba la publicidad sencilla y casi naif de aquella época.
 Y luego, una vez comenzado el partido, eran dignas de escuchar las broncas del público por una decisión arbitral adversa, las ovaciones ante un alarde de pundonor de algún jugador, las exclamaciones cardíacas ante lo que parecía un gol inminente que luego no lo era, los murmullos en medio de un silencio general cuando el equipo rival metía el balón entre los tres palos...y, cómo no, el estallido, el éxtasis total, cuando el Murcia hacía algún gol.

Normalmente, el balance deportivo final del club era muy mediocre, para qué engañarnos. Yo me tiré toda mi infancia soñando con ver al Real Murcia en primera pero no pudo ser. Mi padre me tuvo que llevar a Elche, al campo de Altabix, para poder ver al Madrid ye-yé (el de los Pirri, Amancio, Velázquez, Gento, etc, etc...)
 La comparación con el Elche era sangrante para el Real Murcia. El cuadro alicantino se estabilizó en primera por esa época y llegó a tener un equipo espléndido, con algún jugador que incluso debutó en su momento con la selección. Menudo grupo: Pazos, Ballester, Iborra, Canós (creo que fue éste el internacional), Lico, Llompart, Vavá.... Por Lico pagó el Español de Vilá-Reyes, antes de que estallara el caso Matesa, una cantidad de dinero que pulverizó el record de fichajes de la época.

 Todavía recuerdo la alineación del Real Murcia de esos años. La digo de memoria, sin consultar nada, igual me equivoco en alguno:
José Luis Borja (portero que fue fichado por el Madrid alguna temporada después); Robles, Maraver, Rebellón; Silvio, Erviti; Juan Antonio (éste jugó luego en el Atlético de Madrid y en el Sevilla, creo), Illán, Colón,  Lalo y Serafín (el capitán).
(Las alineaciones de entonces se recitaban en base a un tres, dos, cinco. Es decir, tres defensas, dos medios y cinco delanteros. Se sabían de carrerilla. Recuerdo muchas de primera división de esos años)
Cuando acababa el partido, muchas veces con la frustración de un mal resultado, llegaba de golpe la melancolía de la tarde del domingo y esa oleada de gente tan animosa de los momentos previos al espectáculo regresaba taciturna y en silencio a sus casas, con la sombra del lunes planeando ya sobre sus cabezas y tratando de asimilar el último traspiés del Real Murcia.
 Quizá ese ánimo podía levantar el vuelo si antes de llegar al hogar se daba la feliz circunstancia de que los pies se encaminaran, como el que no quiere la cosa, a Bonache, Barba, Ignacio o tantos otros buenos sitios, para resolver de paso la cena familiar.



(Texto: © Mariano López A. Abellán)


jueves, 18 de octubre de 2018

El Rococó: la alta burguesía accede al arte.



"El hecho de que la evolución del arte cortesano, casi ininterrumpida desde el fin del Renacimiento, se detenga en el siglo XVIII y se disuelva por obra del subjetivismo burgués que domina incluso nuestra concepción artística contemporánea es generalmente conocido, pero es menos evidente la circunstancia de que ciertos rasgos de la nueva orientación existen ya en el Rococó y de que la ruptura con la tradición cortesana acaece propiamente en ese momento. (...).
 El Rococó no es un arte regio, como lo era el Barroco, sino un arte de la aristocracia y de la alta clase media. Los patronos privados desplazan a los reyes y a las ciudades de la actividad constructora, y en vez de castillos y palacios se construyen hôtels y petites maisons; al frío mármol y al pesado bronce de las estancias solemnes se prefieren la intimidad y la gracia de los cabinets y boudoirs; el colorido serio y solemne, el castaño y la púrpura, el azul oscuro y el oro se sustituyen por los claros colores al pastel, por el gris y el plata, el verde reseda y el rosa. (...).
 La cultura epicúrea del Rococó, con su sensualismo y su esteticismo, está entre el estilo ceremonial del Barroco y el lirismo romántico. La nobleza cortesana glorificaba todavía bajo luis XIV un ideal de vida heroico y racional, aunque en realidad no vivía en su mayor parte sino para sus placeres. La misma nobleza profesa bajo Luis XV un hedonismo que corresponde también al concepto del mundo y al tono de vida de la rica burguesía. La expresión de Talleyrand  -"Quien no ha vivido antes de 1789 no conoce la dulzura de la vida"- puede darnos una idea de la existencia que llevaban estas clases dominantes. Por "dulzura de la vida" se entiende, naturalmente, "la dulzura de las mujeres"; ellas son, como en toda cultura epicúrea, la diversión preferida. El amor ha perdido tanto su "saludable" impulsividad como su dramático apasionamiento; se ha hecho refinado, divertido, dócil, y ha pasado de ser una pasión a ser una costumbre. Se quiere siempre y sobre todo ver desnudos; el desnudo viene a ser el tema preferido de las artes plásticas. Donde quiera que se mire, en los frescos de las estancias palaciegas, en los gobelinos de los salones, en las pinturas de los "boudoirs", en los grabados de los libros, en los grupos de porcelana y en las figuras de bronce de las chimeneas, se ven por todas partes mujeres desnudas, turgentes muslos y caderas, senos al aire, brazos y piernas en abrazo estrecho, mujeres con hombres, y mujeres con mujeres, en variaciones sin número y repeticiones sin fin. El desnudo en el arte se ha hecho tan habitual que las "ingenuas" de Greuze producen una impresión erótica simplemente porque están vestidas. (...).
 El Rococó desarrolla una forma extrema de "el arte por el arte"; su culto sensual de la belleza, despreocupado por la expresión espiritual, su lenguaje formal alambicado, virtuosista, cuidado y melodioso, sobrepasan todo alejandrinismo. Su "el arte por el arte" es hasta cierto punto más auténtico y espontáneo que el del siglo XIX, pues no es un mero programa ni una mera exigencia, sino la actitud espontánea de una sociedad frívola, cansada y pasiva, que quiere descansar en el arte. El Rococó representa la última fase de una cultura social en la que el principio de la belleza predomina de manera absoluta y en la cual lo "bello" y "artístico" son todavía sinónimos. En la obra de Watteau, de Rameau y de Mariveaux, en incluso en la de Fragonard, Chardin y Mozart, todo es bello y melodioso. En Beethoven, Davis y Delacroix ya no ocurre así; el arte se vuelve activo, combativo y el afán de lo expresivo viola la forma. Pero el Rococó es también el último estilo universal de Occidente; estilo que no sólo tiene validez general y que se mueve en todos los países de Europadentro de un sistema uniforme, sino universal también en el sentido de que es bien común de todos los artistas bien dotados y puede ser aceptado por ello sin oposición. Después del Rococó no hay canon formal alguno, ya no hay una dirección estilística de validez general semejante."
    
(Historia social de la literatura y el arte. Arnold Hauser. Edit. Guadarrama/Punto Omega)

Desnudo en reposo: retrato de Mademoiselle Louise O'Murphy (1751),
Alte Pinakothek de Múnich.
François Boucher (París, 29 de septiembre de 1703 – ibíd. 30 de mayo de 1770) 

  De François Boucher - Own Work, photo taken by Cybershot800i, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16074644      
      


Personajes de los 60 y 70.



Félix Rodríguez de la Fuente. "El amigo de los animales". Gran divulgador de la fauna a través de la  televisión. Su programa televisivo más recordado fue "El hombre y la Tierra".




José Angel Iríbar. "El Chopo". Mítico portero del Athletic de Bilbao y de la Selección Española.




Christiaan Barnard. Médico sudafricano pionero de los trasplantes de corazón.




Bernadette Devlin.  Activista católica norirlandesa.  Habitual de los telediarios de la época.




Herta Frankel. Ventrílocua austríaca afincada en España. Su personaje más famoso era "la perrita Marilyn". 




Alfonso Sánchez. Crítico de cine de TVE. Una enciclopedia viviente del Séptimo Arte con una forma de hablar tan peculiar que no había humorista que se preciase que no lo imitara.




Brigitte Bardot. Actriz francesa de una belleza que hizo época. Según el presidente Charles De Gaulle aportaba a Francia más divisas que la Renault.




"Embrujada". Elizabeth Montgomery. Protagonista de una simpática serie de televisión en que representaba a Samantha, una agradable bruja que movía la nariz antes de iniciar sus trucos.




Secundino Gallego Trigo. Bedel de universidad con unos conocimientos enciclopédicos sobre los pájaros. Saltó a la fama al ganar un concurso televisivo llamado "Las diez de últimas".



Pilar Cañada. Mediática presentadora de continuidad en la televisión de los sesenta. 






lunes, 15 de octubre de 2018

“Sir Isumbras vadeando el río” (1857). John Everett Millais


 La del pulpo le cayó al bueno de John Everett Millais -en unos momentos en que su órbita alrededor del prerrafaelismo era cada vez más excéntrica- cuando presentó esta obra en la Academia. La crítica se ensañó con él a cuenta de los defectos compositivos y de la fallida narrativa de este relato llevado al lienzo. Un crítico de nuestro tiempo lo define como el fragmento de un sueño en que el contexto se desvanece pero queda abierto de par en par, de ahí su enorme interés.
 La pintura describe un episodio de la vida de Sir Isumbras, el protagonista de un romance medieval escrito en inglés medio que recogía una historia popular cantada y recitada en muy variadas versiones.
 La narración tendría un fondo moral basado en la asunción de las desdichas con resignación cristiana y tiene su centro de gravedad en El libro de Job. Es un canto a la paciencia, definida ésta como una virtud religiosa y un camino de salvación y acercamiento a Dios en la apologética de ese tiempo. También entronca con la leyenda de San Eustaquio, de similares reminiscencias.
(Sir Isumbras es un joven y rico caballero casado con una hermosa dama y padre de tres hijos. Cierto día, mientras cabalga por el bosque, un pájaro enviado por Cristo le lleva un mensaje divino en el que se le hace saber que ante su olvido de Dios ha de cumplir una gran penitencia. Pero se le da a elegir entre cumplirla en la juventud o en la vejez. Prefiere dejar la felicidad para las postrimerías de su vida y elige la primera opción. En ese mismo momento muere su caballo, los perros y el halcón lo abandonan, todas sus propiedades son devastadas por las llamas y se ve pobre y desamparado junto a su mujer y sus tres hijos.
A partir de ahí los acontecimientos se disparan y los elementos fantásticos se adueñan por completo de la narración. Un león y un leopardo se llevan respectivamente a los dos hijos mayores del héroe. Sir Isumbras viaja entonces hacia el mar junto a su vástago menor y su esposa. Allí, ésta será raptada por un sultán que comanda una escuadra sarracena, no sin que  antes ella consiga dejar a su esposo el oro que llevaba envuelto en un paño. Después, un unicornio raptará al menor de sus hijos y un pájaro le robará el oro.
Durante siete años aprenderá el oficio de herrero hasta conseguir fabricarse una armadura. Armado con ella derrotará al sultán, que había entrado en batalla con un rey cristiano. Éste, en agradecimiento, le ayudará a curar sus heridas recluyéndole en un convento de monjas. Una vez sanado, Sir Isumbras peregrinará por mar a Tierra Santa. Allí hará penitencia por siete años hasta que un ángel le anuncie que sus pecados han sido ya perdonados. Arribará después a un castillo en que vive una reina que le da cobijo. Un buen día el caballero descubre en un nido  el oro que le fue arrebatado. Lo esconde bajo su lecho hasta que los esbirros sarracenos de la soberana reparan en el tesoro y es denunciado ante quien en realidad era su esposa. Se reconocen entonces y se vuelven a unir. Él proclama el cristianismo para su nuevo reino y eso le enfrenta, con la sola ayuda de la reina, a un numeroso ejército. En el momento de la batalla ambos se ven auxiliados por tres caballeros que aparecen de súbito montados respectivamente en un león, un leopardo y un unicornio. Son en realidad sus tres hijos. La familia se alza con la victoria. Más tarde conquistarán otros tres reinos en los que serán entronizados los hijos de Sir Isumbras. Al final cuando les llega la muerte las almas de los cinco volarán hacia el cielo.)
  En esta narración, como digo muy popular en su época, se hace una alabanza implícita, entre otras cosas, del amor a la familia y de la humilde aceptación de la voluntad divina.  Es un cántico a la resignación como loable virtud cristiana. Era una forma didáctica de reforzar los paradigmas de la época al mismo tiempo que se procuraba entretenimiento a la gente que, en las frías noches de los inviernos ingleses, escuchaba este romance popular junto al fuego.  J. E. M. Retoma este episodio para su obra y el posible mensaje moral y estético que intenta comunicar con su propuesta queda quizá debilitado ante la cascada de críticas que suscita. Pero yo creo que al contemplar ahora esta pintura la imaginación sigue su propio rumbo y nos lleva por territorios literarios no explorados.

(Texto: Mariano López- Acosta)

Sir Isumbras vadeando el río (1857) 
John Everett Millais (Southampton, (Reino Unido), 8 de junio de 1829 – Londres, 13 de agosto de 1896)

De John Everett Millais - http://www.victorianweb.org/painting/millais/paintings/22.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2116726

[“(…). Sin embargo, precisamente en la época en que Millais estaba apartado de la órbita prerrafaelita, produjo un reducido grupo de pinturas que revisten el mayor interés desde el punto de vista del presente estudio. Sir Isumbras vadeando el río (1857) es, de todas esas obras, la que menos éxito tuvo pero acaso la más interesante. Cuando se expuso en la Academia, cayó sobre ella un diluvio de improperios, los cuales no se dirigieron tanto a sus manifiestas torpezas compositivas, cuanto al hecho de que parecía prometer al espectador una narración que, cuando se contemplaba el cuadro de cerca, no había modo de hallar. Sir Isumbras es como un fragmento de sueño. El contexto se ha desvanecido al dormirse, en la oscuridad, y se nos invita a aportar el nuestro propio.”]
     (El Arte Simbolista. Edward Lucie-Smith. Ediciones Destino).

viernes, 12 de octubre de 2018

"Camille Monet en un banco del jardín (El banco)". Claude Monet.



["Un jardín estival con tres figuras dispuestas de tal manera que el observador debe adivinar una historia oculta. Hay quien ve a un admirador en el hombre con barba y frac negro que se acerca y se inclina hacia Camille, pero según otras interpretaciones se trataría de la muerte personificada o, como mínimo, de su mensajero. Monet dio más tarde una explicación más prosaica y dijo que se trataba de un vecino de Argenteuil.
 También se le puede ver en dos famosos cuadros de Edouard Manet. En "El almuerzo campestre", el lienzo que provocó un escándalo en 1863, está sentado en el suelo con una modelo desnuda. En esa obra va vestido con un traje sencillo, adecuado para una excursión. Más formal, con traje oscuro y sombrero de copa, figura en 1862 entre el elegante grupo de "Música en las Tullerías". (...).
  Camille Léonie Deoncieux fue durante mucho tiempo la amante del pintor, y la familia de éste la rechazaba por ser la"madre soltera del bastardo". Finalmente, a los 26 años pudo ser presentada en ambientes elegantes como la respetable señora Monet. (...).
 Cuando Monet dejó embarazada a Camille, el pintor no siguió el consejo de su padre de romper  de inmediato la relación, sino que volvió  apresuradamente a casa de su tía Lecat para demostrarle que no había ido por mal camino y no arriesgar su cheque mensual. Dejó a Camille en París sin medios y en un avanzado estado de gestación. Monet se esforzó por adaptarse a su nueva responsabilidad familiar y reconoció a su hijo, aunque la boda no llegó hasta 1870, tres años después. Fue el primer año de guerra francoprusiana y, al estar casado, Monet no tuvo que ir al frente.
 En los siete años de vida en común en Argenteuil pintó repetidas veces a su esposa, que siguió siendo su modelo preferida, pero no transmitió ninguna otra forma de afecto o de amor por ella o por su hijo. Monet definió a Camille en una carta como una "buena chica", que a veces puede ser "sensata".
 El comportamiento de Monet no era atípico si se tienen en cuenta las convenciones de su época y de su clase. El también pintor Ëduard Manet (1832-1883) vivió en un pequeño piso con su amante, la profesora de piano Suzanne Leenhoff, oculta a los ojos de la familia y los amigos. No se casó con ella hasta después de la muerte de su padre, pero nunca reconoció al hijo que le dio Suzanne. Ésta tuvo que hacerlo pasar por su "hermano pequeño" durante toda la vida. "] 
(Los secretos de las obras de arte. Rose-Marie & Rainer Hagen. Editorial Taschen)

Camille Monet en un banco del jardín (El banco). 1873. Claude Monet. (1840-1926)

martes, 9 de octubre de 2018

Jesús Rafael Soto. “Extensión amarilla y blanca”. 1979.



[“Soto, venezolano de origen, ha trabajado durante muchos años en París, relacionándose con los principales artistas del movimiento cinético. Muy interesado por la música dodecafónica, inició sus pinturas abstracto geométricas, llevando a cabo combinaciones cromáticas, influido por la escala de doce notas. Poco después, a mediados de los años cincuenta se introducirá de pleno en la investigación del arte óptico cinético, realizando pinturas y piezas de carácter tridimensional. Inventó los “penetrables”, estructuras colgantes hechas con hilos de nylon que permitían pasar entre ellas y obtener sensaciones táctiles y auditivas, además de espaciales, muy curiosas. “Extensión amarilla y blanca” es una instalación creada a base de varillas metálicas pintadas que, dependiendo de la perspectiva que adopte el espectador, adquiere un aspecto u otro. Cuando se observa desde arriba, el color blanco de la parte inferior de las varillas se pierde y sólo se ve un campo intensamente amarillo que proporciona una agradable sensación de calidez.”]
 (“Arte español e hispanoamericano del siglo XX”. LOURDES CIRLOT)  

 Extensión amarilla y blanca. 1979. Jesús Rafael Soto
Instalación de varillas de metal pintado y madera (50 x 30 x 900 cm).
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid

domingo, 16 de septiembre de 2018

El Evangelio según Valle-Inclán


 

“Las parábolas en el recuesto de las colinas verdes, los milagros por caminos de sementeras y de vendimias, las pláticas con los hombres que pisan la uva en los lagares, los consejos a las mujeres que hilan bajo los techos de cedro en las casas de Nazaret, toda la vida campesina y enigmática de los Evangelios, tienen un sentido nuevo en el corazón del Santo de Asís. Con el amor por las cosas humildes y fragantes enseñaba una comprensión de la belleza, como si el mundo acabase de nacer, y aún estuviese cubierto del rocío de la mañana. (…).
 Solamente algunos ascéticos advirtieron el sentido inefable de una belleza donde los ojos aman por la gracia de ver y los oídos por la gracia de escuchar, sin el halago de las formas sensibles, con olvido del sentimiento genitor que anima la tragedia. Toda la vida franciscana está llena de este ejemplo, y en algunos pasos su emoción es tan honda que sobrecoge.”
   
(La lámpara maravillosa. Ramón del Valle-Inclán)                                               

              


sábado, 15 de septiembre de 2018

El extraño caso del emconcor y el emconcor cor. ¿Hay diferencias entre ellos?



 Estos medicamentos tienen como monofármaco el betabloqueante cardiaco bisoprolol. Teniendo el mismo principio  activo y la misma forma farmacéutica nunca entendí cómo se describían diferencias en el tipo de indicaciones entre una y otra especialidad. En varias consultas que hice se me confirmaba que había patologías que se trataban con el emconcor cor  (como la insuficiencia cardiaca) antes que con el emconcor no cor. 
Pero yo me preguntaba: qué distingue los mecanismos de acción de una y otra especialidad si coinciden en  el principio activo  y la forma farmacéutica?

Contacté con el Colegio Oficial de Farmacéuticos, me dijeron que investigarían esa diversidad de indicaciones y terminaron consultando con el laboratorio. 

Y la respuesta que se dio fue que ambas especialidades eran idénticas y totalmente sustituibles, no había diferencias entre ellas en absoluto.  En realidad todo esto se debía, según la información que me transmitieron, a un tema exclusivamente burocrático. Según creí entender, posteriormente a la publicación de la ficha técnica del emconcor fueron descubiertas nuevas indicaciones  no publicadas hasta entonces. Se consideró más oportuno, por simplificación burocrática, sacar una nueva especialidad en cuya ficha técnica se describieran las nuevas patologías que se podían tratar con este fármaco antes que rehacer toda la literatura farmacológica asociada al primer emconcor. Resumen: se trata de medicamentos idénticos y totalmente intercambiables entre sí. 

(Texto: © Mariano López A. Abellán)


miércoles, 12 de septiembre de 2018

“La Bella Unión”: una sociedad secreta libertino-pornográfica en la España del Siglo XVIII




 Es bien sabido que el tránsito de los Austrias a los Borbones en España trajo consigo unos cambios sociológicos muy explícitos y significativos. Si ya de por sí el siglo XVIII es el siglo de la Ilustración, de las sociedades secretas, de los orígenes del cientifismo, de la observación de la Naturaleza para extraer consecuencias empíricas susceptibles de ser llevadas a la categoría de teorías incontrovertibles, del triunfo absoluto  de la Razón, etc, etc, todo esto, para más inri, se acompaña en España de un cambio de la dinastía reinante que traslada su centro de gravedad ideológico hacia una visión  más francesa e italiana de los comportamientos sociales sobre todo en los estratos más elevados de la población.  
Esta centuria es también la de la eclosión del anticlericalismo llevado a cabo con una mayor o menor militancia pero afirmado ya sin ambajes y sustanciado en una literatura subterránea que fluye prácticamente hasta nuestros días con épocas, por supuesto, de mayor o menor ocultación.  Habrá también mucho poemario  erótico-satírico clandestino pero que se propagará como la pólvora por todos los mentideros de la corte. Aunque en realidad no hay nada nuevo bajo el sol puesto que ya en el siglo XIV el Arcipreste de Hita fustigaba a los clérigos que "al fin por dinero otorgan los perdones, absuelven los ayunos y ofrecen oraciones...", y nos daba muy sabrosos consejos para conseguir a la "hembra placentera".
Todo este caldo de cultivo se traducirá también en una relajación de las costumbres y en una cierta apertura de la siempre precaria libertad de movimientos de la mujer. No olvidemos que en Francia fueron  damas liberales de la aristocracia las que promovieron los "salones" que serían con el tiempo el germen de la Ilustración. 
Una literatura jocosa que satiriza la rijosidad de los lúbricos frailes que atestaban los conventos, que glosa el ingenio de los amantes para burlar al confiado y pánfilo marido, que describe enredos terminados en alegres coyundas, etc, se presta a ser acometida por las mejores plumas que pueblan el Parnaso de aquel tiempo. 
 Así pues, algunos  de los grandes escritores del XVIII -para muchos, por otra parte,  una de las épocas menos brillantes de la literatura española- dedicaron parte de su mejor inspiración a la creación de obras de carácter erótico con no poco ingenio. Desde "El jardín de Venus" de Samaniego al "Arte de putear" de Moratín padre, aunque ésta última tenga una intención más sociológica que literaria. 
Aunque mancebías y prostitución siempre hubo, la conjunción en  la España borbónica de esta apertura y relajación de las costumbres y esta nueva visión de las relaciones sociales tan alejada de la tridentina y opresiva mentalidad que se había generado durante el reinado de los Austrias, acompañadas del pujante  anticlericalismo ya comentado, desembocaron en  algunos fenómenos muy curiosos como éste que da pie al presente artículo y que no es otro que la fundación de una curiosísima sociedad secreta, de carácter libertino, de nombre la "Bella Unión", que basaba su funcionamiento en unas ordenanzas bien estructuradas, incluso reguladoras del uso de un distintivo o escarapela, y que se constituía para llevar a cabo una serie de orgías y fiestas regladas hasta el mínimo detalle. 
 La "Bella Unión" fue fundada por ciertas élites quizá influidas por la existencia de otras agrupaciones similares que había en Europa, algunas posiblemente en la órbita de la masonería (y aquí entraríamos en esas teorías conspiratorias que tanto juego dan hoy en día en los "mass media" actuales). 
Hecho o no con deliberación, el caso es que la nomenclatura de esta sociedad recordaría a las hermandades religiosas y cofradías que abundaban entonces. Por otra parte, cuando se leen sus ordenanzas, que más tarde transcribiré aquí, no se describen explícitamente las actividades propias de esta agrupación aunque se intuyen perfectamente. Se recurre a eufemismos que no ocultan lo que en realidad se está regulando. Así, cuando se dice que los lunes hay baile tras el cual se retirarán los músicos para no perturbar el "descanso" de hermanos y hermanas, ya podemos intuir de qué "descanso" se trata. 
 Choca bastante la intención de burocratizar hasta el mínimo detalle la actividad de un conjunto de personas que en realidad no hacen otra cosa que  reunirse  para celebrar fiestas terminadas en una explosión de sexo sin freno. 
Como dije antes, este tipo de sociedades lo constituían las élites sociales de la época. En la Bella Unión los componentes pertenecían a la aristocracia y había también un gran número de miembros adscritos a la alta oficialidad del ejército. Incluso está documentada la participación de algún clérigo.  También hay constancia de la presencia de plebeyos muy relacionados por diversos motivos con estas elevadas capas de la sociedad, como ciertos reputados cocineros que trabajaban al servicio de la nobleza y algún que otro menestral de elevado rango. 
 Se trataba de que cada "hermano" de esta secreta sociedad aportara al grupo una muchacha joven y bien parecida, una "hermana" como "bien" a compartir por los demás "hermanos". Contaba también esta curiosa cofradía con un médico que daba el visto bueno sanitario a la nueva integrante del grupo a fin de evitar alguna de las enfermedades venéreas que tantos estragos hacían por aquel entonces. 
 Ni que decir tiene que esta hermandad actuaba de forma totalmente clandestina. Oficialmente, las actividades que llevaba a cabo estaban perseguidas por la Inquisición. Aunque se supone que era muy difícil conseguir un hermetismo total y posiblemente los mentideros propagarían rumores y detalles que el boca a boca iría distorsionando. 
 Eran los lunes los días elegidos para llevar a cabo el propósito para el que en realidad se había fundado esta asociación. 
 Las Hermanas, designadas con el "piadoso" nombre de "Damas supernumerarias", respondían a apodos muy ilustrativos de su origen. Los Hermanos, como decimos, procedían de los más  altos estratos de la pirámide social y el ejemplo más significativo lo tenemos en el máximo mandatario, el Hermano Mayor, el Conde de Perelada, un conspicuo representante de la alta nobleza catalana. Hará mención de él el mismísimo Giacomo Casanova en su libro más conocido, Historia de mi vida. 
Como vemos, la prostitución adoptaba un refinamiento en su forma de organizarse nunca visto hasta entonces en España. Todo muy dieciochesco y con claras influencias de los aires procedentes allende los Pirineos. 
 Muy efímera, por otra parte, fue la historia de esta aventura libertino- pornográfica. La delación llegó muy pronto y apenas fueron cuatro las semanas  que duró este proyecto. 
Hasta los propios delatores fueron represaliados. La Justicia fue implacable y ordenó arrestos inmediatos. El juicio, sumarísimo, fue por lo civil, al margen del ámbito eclesiástico de la Inquisición. El propio Carlos III presionó en pro de la ejemplaridad de la sentencia. La mayoría de los hermanos fueron detenidos de manera fulminante en sus propios domicilios.  La condena consistió  en  penas de prisión que rondaron en torno a los cuatro años, gran parte de ellas cumplidas en castillos militares. Todas estas penas fueron complementadas en casi todos los casos con el destierro. 
 La condena para las Hermanas, también apodadas Damas Supernumerarias,   consistió en la reclusión, “por putas”, en el Hospicio de San Fernando por un periodo de tiempo que osciló en torno a los cuatro años. Hasta fue condenado un preceptor del infante don Luis (a quien daba clase de Matemáticas) a una multa de 200 ducados vellón por alquilar su domicilio para unos de los bailes, aunque quedó demostrado que no pertenecía a la cofradía. 
 Por su parte, el Hermano Mayor, el Conde de Perelada,  terminaría siendo desposeído de su “llave de gentil hombre de Cámara” aunque, merced a la “real clemencia”, pudo recuperar otros cargos y honores aunque siguiera el camino del destierro tras cumplir cuatro años de prisión en el castillo militar de Pamplona.
 Y así fue, contada de manera muy sucinta, la breve historia de esta sociedad libertina, tan reveladora  del espíritu dieciochesco, que no dejó de ser en realidad otra más de las múltiples formas que ha adoptado la prostitución a lo largo de la Historia.
 
 (Texto: © Mariano López A. Abellán)

 El investigador Francisco Aguilar Piñal fue el descubridor, en la sección de manuscritos de la Biblioteca Nacional, del documento inédito en el que aparecen las ordenanzas de la Bella Unión. Por su gran interés paso a transcribirlo a continuación. La ortografía del texto está modernizada por el propio investigador:


Constituciones de la Bella Unión 

1. No se podrá admitir en esta Hermandad ningún sujeto, sea de la distinción que fuere, a menos que no lleve una compañera, y que tenga fondos para mantenerla en esta Hermandad. 2. Que la moza que lleve sea de poca edad y bien parecida, y que él también lo sea.3. Que se ha de admitir un Médico y un Cirujano para que se la registre y reconozca, si está de recibo.
4. Que cada Individuo de esta Hermandad ha de llevar una venera de oro, con una cifra de plata, y una trompa, que llaman de la Fama; y la cifra diga: VIVA LA UNIÓN.
5. Que todos los lunes deban juntarse para baile, y después descanso.
6. Que ninguno ha de poder impedir el solicitar a su compañera; y que ella no se pueda excusar, siendo el solicitante Hermano, bajo de incurrir en pena reservada al Hermano Mayor. 7. Que el que faltase dicho día citado debe incurrir en la pena de 150 reales, aplicados para gastos de dicha Hermandad: como asimismo el Hermano que quisiere llevar otro amigo debe incurrir en la referida pena.
8. Que cada uno, después de entrado en dicha Hermandad, y quisiere eximirse de ella, aprontará 1 000 reales de vellón, que son los que cada Hermano debe exhibir para la entrada en esta Congregación.
9. Que estos intereses deben guardarse en una Arca con tres llaves, las que pararán, una en el Grefier, otra en el Fiscal y la última en el Escribano.
10. Que de los referidos intereses solo podrá usarse en casos muy urgentes.
11. Que la doncella que cayere mala, se la dispensará de asistencia, debiendo de ser precisamente asistida diariamente con todo amor por los Hermanos.
12. Que dichas Ordenanzas se deberán observar y cumplir bajo del juramento solemne que deben hacer en manos del Grefier («secretario») y con asistencia del Escribano.
13. Que estas Ordenanzas las han de tener los tres Hermanos Depositarios, y que no se las puedan dar a otro ninguno.
14. Que si se las pillaban con otros, le quitaban el derecho de que las Hermanas condescendiesen con su gusto, al menos que algunas, voluntariamente, quisieran. Nota. Los días de baile y a la hora que toque el descanso, serán excluidos los músicos, para que no interrumpan el sosiego a los Hermanos.

              Madrid, a 10 de febrero de 1778


[Pintura: Le Marquis de Marigny et sa femme. Louis Michel Van Loo (1707-1771)]